Aunque algunos países como Estados Unidos y Canadá se celebra el día de Acción de Gracias, una celebración que surge con la reforma protestante para disminuir la cantidad de festividades religiosas, también viene unido al agradecimiento por las cosechas logradas durante el año y a algunas tradiciones de los puritanos que intentaban eliminar fiestas católicas. En muy pocos países está instalada esta tradición.
Fue durante una cena de acción de gracias en las Naciones Unidas, en el año 1965, cuando un líder espiritual, Sri Chimnoy, quien sugirió instituir un día de agradecimiento para el mundo entero y fue así que todos los presentes, representantes de diferentes países, decidieron tomar esta fecha para celebrar la gratitud en sus países.
En el año 1977 se firmó una resolución que diera reconocimiento mundial a esta celebración.
Pero… por qué es necesario dedicar un día especial de nuestro calendario a ser agradecidos?
La gratitud es ese sentimiento de valoración que hacemos sobre algo que hemos recibido, justamente, gratuitamente. Gratitud, agradecimiento, acción de dar gracias. Es la actitud de quien recibe algo valora la acción de quien se lo otorga mas allá de ser merecedor de ese bien o no.
Dar gracias no es una obligación, pero es un gesto que enriquece tanto al que la recibe como a quien la expresa. En quien la recibe porque se siente recompensado en su accionar, aún cuando este accionar ser parte de su tarea o trabajo habitual, como puede ocurrir entre un empleador y su empleado. Y enriquece a quien la da porque reconoce el esfuerzo de quién hace algo por él.
Se puede dar gracias por recibir cosas materiales, pero también por cosas intangibles como pasar tiempo juntos, recibir un llamado inesperado, la compañía de un amigo en un momento difícil e, incluso, por levantarme todos los días y tener por delante un día más de vida lleno de oportunidades.
Ser agradecidos es una virtud que ha perdido adeptos en la sociedad en la que vivimos. Estamos atravesando un momento histórico en el que muchos piensan que sus derechos están por sobre los derechos de los demás, que los otros tienen la obligación de atender a sus necesidades inmediatamente sin la empatía necesaria para comprender que todo tiene su tiempo.
Por ello es tan importante revalorizar esta celebración con gestos concretos de agradecimiento, empezando por decir gracias por un día más de vida, a la familia por estar y ser quienes son, a los amigos, compañeros de trabajo y compañeros de ruta en otras actividades. Agradecer por el cariño recibido, por la confianza depositada en el trabajo que hago.
Es necesario enseñar a los hijos a ser agradecidos desde pequeños. Como seres humanos, incompletos y siempre queriendo más o viendo el vaso medio vacío siempre tenemos la sensación de que algo nos falta y esto nos quita la visión del agradecimiento. Deseamos otra casa, otro auto, otro trabajo, más amigos, mayor reconocimiento y perdemos la perspectiva de lo lograda hasta aquí en el camino, transmitiendo esta sensación de descontento a los niños y adolescentes que crecen deseando tener cada vez más cosas materiales.
Ser agradecidos nos pone en perspectiva frente a realidades en las que realmente hay carencias de todo tipo, materiales, afectivas, sociales, espirituales. Poder reconocer todo lo bueno de nuestra vida nos ayuda a ser más felices y no vivir corriendo detrás de la zanahoria. Abre nuestros sentidos para poder disfrutar las cosas sencillas de la vida como regalos inmerecidos pero que llenan el alma y esto mejora nuestro bienestar, disminuye el estrés y la depresión, pero lo más importante, mejora nuestras relaciones sociales porque reconocemos el valor de los demás como personas que tienen dones y a quienes necesito porque son diferentes a mi y además mejora la autoestima de quien recibe el agradecimiento.
Ahora la pregunta es, en un mundo donde se exige cada vez más y no se agradece, ¿cómo cultivar la gratitud en los niños y adolescentes?
En primer lugar mostrándonos agradecidos con todos, conocidos y desconocidos y muy especialmente dentro de la propia familia, cuando podemos decir en casa: gracias por haber cocinado, gracias por haber ordenado tu cuarto, gracias por ayudarme con esta tarea, los niños van reconociendo esta actitud y como aprenden todo por imitación, el ser agradecidos se irá internalizando en ellos de manera natural.
Podemos agradecer en cada comida por los alimentos recibidos, celebrar la posibilidad de haber hecho un viaje o realizado un paseo que disfrutamos. Dedicar cada noche a dar gracias por lo vivido durante el día y cada mañana por un día más de vida.
Si dedicamos un ratito en el día de hoy a pensar en cuánto tenemos por agradecer, aún cuando la situación que estemos atravesando no sea agradable, podremos reconocer que sobran los motivos para ser felices.
Por todo esto seamos constructores de la cultura del agradecimiento, que la palabra GRACIAS surja espontánea y natural de nuestros labios. Porque si queremos que el mundo cambie debemos empezar por cambiar nuestro corazón.