Uno de los títulos que mejor resumen los elogios recibidos por parte del Magisterio de la Iglesia, indicativo de su extraordinaria labor teológica y del amplio reconocimiento que ha merecido, es el de doctor común , “a causa de la claridad de su doctrina, que trasciende, tanto en filosofía como en teología y en cualquier otra materia, la de todos los doctores modernos”, según indica Pío XI en la encíclica que escribió con motivo del sexto centenario de su canonización.
Si Tomás de Aquino es el doctor común de la Iglesia católica, eso significa que no es patrimonio de nadie, que es un bien de todos y que pertenece a todos. Eso no quita que también sea una gloria de la Orden de Santo Domingo.
Lo mejor que hoy podemos hacer con la doctrina de Santo Tomás no es sólo repetirla materialmente, sino seguir también sus grandes intuiciones, buscar el modo de aplicarlas a la situación actual y tomarle como modelo de buen hacer teológico . Seguir hoy a santo Tomás no es repetir sus soluciones, sino hacer teología, como él hacia, teniendo en cuenta las necesidades del mundo actual y respondiendo a las dudas y dificultades que hoy se le plantean a la fe. La gran pretensión de santo Tomás era buscar y encontrar la verdad , buscando descubrirla incluso en quienes no pensaban como él. Su teología era una teología en diálogo, abierta a los grandes interrogantes de la humanidad.
Un aspecto de su vida de piedad que vale la pena destacar era su gran amor a la eucaristía . El himno, Pange lingua, que todavía se sigue cantando hoy, fue escrito por nuestro santo para la festividad del Corpus Christi. Su estrofa mas famosa es la última, que empieza con las palabras tantum ergo: veneremos, postrados, a tan gran sacramento; y que la fe supla la incapacidad de los sentidos .
Según su biógrafo, Guillermo de Tocco , estando en su lecho de muerte, el abad del monasterio de Fossanova entró para llevarle el viático y, al verlo, pronunció estas palabras: “Yo te recibo, precio de mi salvación, por cuyo amor he estudiado, velado y trabajado; te he predicado y enseñado; confío al juicio de la santa iglesia romana lo que he enseñado o escrito sobre el sacramento del Cuerpo de Cristo y los otros sacramentos”
de Martín Gelabert Ballester, OP