La encuesta fue elaborada de manera conjunta entre los profesores Abg. Luis Britos, Psic. Francisco Viejobueno y los alumnos de la Cátedra de Sociología de la carrera de Psicología en la Facultad de Ciencias de la Salud de la UNSTA (Tucumán – Argentina), durante el ciclo lectivo 2022.
Para la difusión de la encuesta se utilizaron como canales de difusión: Facebook, mails, Instagram y WhatsApp.
En esta oportunidad presentamos los resultados correspondientes al consumo de pornografía.
Para la indagación del hábito de consumo de pornografía se tomó como modelo los trabajos de investigación del The Witherspoon Institute, Princeton, EE.UU.
El trabajo de investigación tuvo por objetivo indagar los hábitos de 321 encuestados comprendidos entre las edades señaladas: los participantes de 16 a 18 años representan el 14,6%, los de 19 a 21 años el 43,6%, los de 22 a 24 años el 20,9%, los de 25 a 28 años el 7,5% y los de 29 a 31 años el 13,4% del total de encuestados.
En la participación de las respuestas obtenidas se obtuvo un 55,8% de participación femenina frente a un 44,2% de participación masculina.
Si bien la difusión fue ilimitada territorialmente, se obtuvo que el 84,7% de los participantes de la encuesta son tucumanos, seguidos por 7,8% de salteños y un 2,8% de Buenos Aires, en cuanto al resto de los participantes son de distintas provincias (3,5%) e incluso algunos de otros países (1,2%).
En lo que respecta al nivel educativo de los participantes se observó que un 93% posee un nivel educativo medio a alto; con una mayoritaria participación de jóvenes universitarios con un 48%, seguido por 29,3% de estudiantes secundarios. El resto de los encuestados se distribuyen en un 0,3 % primario incompleto, 0,3% primario completo, 6,5% secundario incompleto, 1,2% terciario completo, 2,2% terciario completo, 8,1% universitario completo y 4% con títulos de posgrado.
De los 321 jóvenes encuestados el 80 % señala consumir pornografía: un 53% accede a través de plataformas web, ingresando al material ofrecido por distintas páginas; y un 47% lo hace directamente a través de las redes sociales.
El consumo elevado de pornografía se ve facilitado por la simple accesibilidad de los portales al alcance de la mano literalmente, hoy se accede al material pornográfico desde el propio celular.
Efectivamente, en la actualidad es más fácil conseguir pornografía que ignorarla, incluso en numerosas oportunidades se impone mediante la publicidad pornificada. Este dato, el hecho de que un porcentaje significativo consuma mediante las redes sociales, y otros datos que desarrollaremos más adelante al ver con quiénes se comparte dicho consumo, comprueba y pone en evidencia lo que numerosos investigadores y pensadores refieren como la Pornificación de la Cultura o el supuesto empoderamiento sexual.
Es llamativo, y debería ser tema de interés para la sociedad y sus representantes, como se dedican tantos esfuerzos para la protección de los derechos de aquellos que quieren vivir en una cultura pornificada y se desestiman los derechos de aquellos que no quieren hacerlo.
En lo que refiere a la frecuencia de consumo: el 53% refiriere hacerlo semanalmente; donde un 16,6% consume 1 vez a la semana, 29,8% varias veces a la semana y un 6,6% lo hace todos los días. El 47% restante lo hace eventualmente (alguna o algunas veces al mes).
En la actualidad, el consumo y la adicción a la pornografía está más cerca de lo que muchas veces pensamos y es un problema más común de lo que creemos; es necesario dejar de mirar para otro lado y abordar esta realidad, ya que produce una serie de consecuencias en aquellos que lo padecen: generando dependencia emocional del material consumido al punto de llegar a interferir y alterar la vida de las personas y sus vínculos; produciendo secuelas en la integralidad de la persona humana: en sus aspectos físicos, psicológicos, emocionales, sociales y espirituales.
Si señalamos uno de estos aspectos, a modo de ejemplo, encontramos que los estudios realizados en diferentes centros de investigación de los principales países, marcan que la conducta adictiva está determinada por la liberación de dopamina en el cerebro que conduce de forma incontrolada a consumir o realizar un comportamiento sin medir sus consecuencias. Este suceso puede estar causado por la excitación previa y derivada de la visualización de imágenes sexuales explícitas.
La liberación de dopamina afecta el funcionamiento normal del lóbulo frontal del cerebro, que es el área encargada de las funciones cognitivas y conductuales. Y la que interviene en nuestra capacidad para elaborar juicios y el control de nuestros impulsos, es decir, su alteración dificulta mantener un adecuado control de la conducta.
Otra pregunta de especial interés fue acerca del inicio del consumo de pornografía, obteniendo que un 67% lo hiciera en las edades de la pubertad y adolescencia (11 a 18 años). Un 6% lo hizo en edades inferiores a los 10 años, un 37,2% entre los 11 y 13 años, un 29,8% entre los 15 y 18 años, y un 7% luego de los 18 años.
Estos datos ponen en evidencia, de manera alarmante, sobre los peligros del inicio en edades tempranas del consumo de pornografía, ya que hay altas probabilidades de establecer conductas sexualizadas problemáticas; predisposición a una iniciación temprana de la actividad sexual, con todos los riesgos que conlleva; con expectativas poco realistas de estas relaciones; conductas sexuales de riesgo; agresividad sexual; distorsión de los roles e identidad sexual; posibilidades de caer víctima de ciber acoso y trata de personas, reducción de la persona a carácter de objeto sexual.
Según diversos estudiosos del tema, el consumo de pornografía por parte de la población infanto – juvenil afecta a su desarrollo neuropsicológico, su funcionamiento sexual y puede desencadenar trastornos de hipersexualidad , ya que se encuentran en un momento de desarrollo evolutivo en pleno proceso, tanto a nivel físico y socioemocional como cognitivo y moral. Las habilidades de procesamiento están inacabadas y, por esa razón, separar realidad de ficción les cuesta mucho más. Desde luego, una temprana exposición a contenido sexual puede tener consecuencias relevantes a corto y largo plazo.
Es habitual en la consulta clínica de este tipo de trastornos observar como la exposición a situaciones y/o imágenes de carácter sexual explicito impactan fuertemente sobre el psiquismo del niño, que aún carece de conciencia de la gravedad de los mismos, y lo moviliza a imitar lo observado . Transcurrido unos años, en la pubertad, cuando se adquiere conciencia sobre la gravedad de los sucesos vivenciados en los tiempos infantiles, adquieren verdadero carácter traumático.
Lamentable y perjudicialmente, la pornografía muchas veces se convierte en la principal fuente de educación afectiva y sexual de los niños y adolescentes, condicionando significativamente la vida de los mismos. Por ejemplo, los adolescentes tienden a naturalizar y comparar su actividad con la que visualizan e intentar copiarlo para satisfacer al otro y buscar afecto.
Sobre las preguntas que indagan la socialización o no de esta actividad, se obtuvo que este consumo es conocido y/o compartido en un 6,7% por los padres, un 8,5 por hermanos, un 57,9% por amigos, un 22% por su pareja, un 11% por desconocidos y un 31,1% por nadie.
Un 63,9% de los participantes reconce haber recibido alguna vez el pedido de enviar fotos suyas explícitamente sexuales.
Un 26,5% envío fotos suyas, explicitamente sexuales, a un desconocido.
Estos datos, como señalamos anteriormente, por un lado ponen en evidencia la Pornificación de la Cultura o el supuesto empoderamiento sexual, también, la naturalización de conductas sexuales aberrantes y poco o nada naturales instaura modelos de conducta que terminan generando situaciones de insatisfacción, angustia, despersonalización, ruptura de vínculos, posibilidad de contraer enfermedades de trasmisión sexual, entre otros. Denota que los jóvenes acceden a un supuesto conocimiento sexual, que termina siendo una falsa educación y un conocimiento totalmente alejado de la realidad. Esta adicción, también como demuestra el alto porcentaje obtenido en la encuesta, genera y refuerza de manera progresiva el aislamiento, el alejamiento de un encuentro real con el otro y los fuertes sentimientos de soledad. Además, hay un porcentaje significativo que se expone a desconocidos, actividad que implica serios riesgos de ser víctima de pedofilia, ciber acoso y caer en manos de alguna red de trata de personas.
Acerca de la pregunta que infiere sobre el conocimiento de las consecuencias del consumo de pornografía sobre la salud humana, un 78,5% desconoce las consecuencias negativas del consumo de pornografía sobre la salud.
De acuerdo a lo que venimos desarrollando, este dato es verdaderamente significativo, ya que una amplia mayoría desconoce las consecuencias nocivas sobre la salud integral de las personas que consumen pornografía, ya que como venimos señalando, y numerosos estudios lo demuestran de manera científica, tiene verdadero impacto y produce alteraciones a nivel físico, psicológico, emocional, social y espiritual. Este desconocimiento es un llamado de atención y debería movilizar a tomar cartas en el asunto por el derecho de las personas a una vida saludable; ya que el problema de las adicciones a la pornografía es una de las situaciones más preocupantes de nuestros tiempos.
Algunos consejos:
• Fomentar el diálogo, en un contexto de confianza y seguridad, que permita a la persona que se encuentra en situación de adicción a la pornografía reconocer su problemática, pedir y aceptar ayuda.
• Recurrir a la ayuda de un profesional especializado en el tema.
• Promover y fomentar la educación con métodos preventivos y una adecuada educación de los afectos.
• Evitar el acceso y el consumo de material pornográfico, hoy existen numeros medios de control parental.
• Poner límites al uso de las redes y promover el uso de internet en espacios compartidos del hogar.
• Suscitar actividades de encuentro con la realidad y la vida natural.