“Es lamentable que tengamos que volver a explicar la realidad tal como es. Nacemos varón o mujer. Y eso no se puede cambiar”, escribió el también presidente emérito de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC).
“Por otra parte, aunque hay lobbies pretenden convencernos de que hay muchos diversos sexos, algunos oscilantes en el tiempo, y variantes de la sexualidad, ello no es así”, enfatizó.
Simón Castellví afirma que ahondó en este tema “desde el respeto más absoluto” y" deseando ayudar a proteger a los niños de graves mutilaciones, bloqueadores de la pubertad y otros sufrimientos como las altas tasas de suicidios”.
En su columna “Sobre el transexualismo en los niños”, el médico explica que en el reciente congreso internacional de la FIAMC, llevado a cabo en Roma en septiembre, hubo ponencias muy pedagógicas sobre el tema.
Por una parte, dijo que se mostraron la “ya consabidas deficiencias científicas en el estudio, diagnóstico y tratamiento médico o quirúrgico de la disforia de género”.
La disforia de género es un diagnóstico psiquiátrico que prescribe una discordancia o malestar con la corporalidad o el sexo biológico.
Otro tema del que se habló fue el “efecto de contagio social” que “genera problemas de identidad a muchos niños”. El médico explicó que los menores son propensos a seguir una moda, por la facilidad que tienen para “acceder a cualquier contenido en Internet”.
“Un experto pediatra nos afirmó que el 85% de los niños con supuesta disforia, si son bien atendidos y encauzados por padres, maestros y pediatras, no tienen rastro de la misma con el paso de los años”, detalló.
Simón Castellví también recordó que es muy diferente lo que sucede con los estados intersexuales o hermafroditismos, casos en los que, “la medicina e incluso la cirugía, después de cuidadosas evaluaciones, les ayuda lo mejor posible”.
El médico, anticipándose a las críticas o denuncias, lamentó que cuando en “occidente se habla del ejercicio correcto de la sexualidad humana (…) es tachado de homófobo (o tránsfobo en este caso) y a veces se le intenta multar o procesar por un supuesto delito de odio”.
“Los delitos de odio, que existen y deben combatirse y hay que buscarlos en otros lares. El mal absoluto existe y actúa. Todos estamos expuestos a él y debemos hacer todo lo posible para que los niños no caigan en sus garras y se les robe su inocencia”, dijo.
Según el experto, “las dudas, los sufrimientos y los grandes problemas que tienen algunos niños no se deben afrontar educando en la mentira”.
Tampoco “presionando a los maestros para que enseñen la teoría de género, agobiando a los padres con problemas artificiales o publicitando por todos los medios posibles y a todas horas que el sexo se puede cambiar a demanda”, agregó.
Finalmente, Simón Castellví recordó que “la paciencia, la profesionalidad y evitar la yatrogenia (NdR: un mal provocado, de manera involuntaria, por la acción del médico) ayudan a ver al ser humano como es”.