POR WALTER SÁNCHEZ SILVA/Aciprensa.
El Papa San Pablo VI publicó su encíclica en julio de 1968, un documento profético sobre la regulación de la natalidad, que fue bastante contestado especialmente dentro de la Iglesia Católica.
En ella, el Papa santo alertó sobre las consecuencias del uso de anticonceptivos: la degradación moral, la pérdida del respeto a la mujer y el uso de estos métodos artificiales como políticas de Estado.
En su artículo, el Dr. Simón Castellví explicó que los anticonceptivos atentan contra “el derecho a que no nos quiten la vida, en el caso de los fármacos o instrumentos micro-abortivos”.
Los anticonceptivos también son contrarios al “derecho a la igualdad razonable entre los sexos , porque la carga contraceptiva casi siempre recae sobre la mujer” y al “derecho a una atención sanitaria con los menos efectos adversos posibles, porque los contraceptivos provocan daños y los medios naturales de reconocimiento de la fertilidad no”.
Los anticonceptivos, precisó el médico católico, atentan “contra el derecho a la educación, porque toda mujer debería poder ser instruida en el reconocimiento de sus ritmos de fertilidad-infertilidad”.
Ante esto, resaltó, es necesario recordar que “la fertilidad no es ninguna enfermedad”.
El núcleo de la enseñanza de la Humanae Vitae
El expresidente de la FIAMC recordó que lo principal de la encíclica de San Pablo VI está en que “los hijos son un don y un bien del matrimonio. No son un efecto secundario del mismo sino uno primario. Son buenos para la familia, la Iglesia y la sociedad”.
En ese sentido, “la transmisión de la vida humana es algo que se tiene que tomar muy en serio. Es por eso que es en la familia donde mejor se acoge amorosamente la vida y donde mejor se conllevan los grandes y pequeños problemas de la vida”.
El médico recuerda luego que los esposos pueden espaciar los nacimientos y para eso se puede servir de los métodos de regulación natural de la natalidad o fertilidad que “son sencillos de aprender y de enseñar”.
El experto recordó que “los profesionales sanitarios fuimos requeridos explícitamente en la encíclica a dar a los esposos que nos consultan sabios consejos y directrices sanas que de nosotros esperan con todo derecho”.
La resistencia a la Humanae Vitae
El especialista dijo no entender la “resistencia a aceptar los ritmos de la naturaleza sana en la cooperación de los esposos con el Creador”.
“Si solo una pequeña parte de los ríos de tinta, litros de saliva y millones empleados en contracepción se empleasen en regulación natural y en hablar de la sana antropología, toda la familia humana se beneficiaría de ello en muchos aspectos ”, resaltó el experto.
El experto concluyó destacando que no se puede ignorar “un reto que hoy en día ya es descomunal: ayudar a los esposos a ser buenos amantes y padres”.