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Anoche se ha renovado el misterio que no cesa de asombrarnos y conmovernos: la Virgen María dio a luz a Jesús, el Hijo de Dios, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre. Así lo encontraron los pastores de Belén, llenos de alegría, mientras los ángeles cantaban: “Gloria a Dios y paz a los hombres” (cf. Lc 2,6-14). Paz a los hombres.

Salutación de Navidad

Yo te amo, yo te perdono, vuelve a mí

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