El drama sirio

Siria vive horas dramáticas. La caída del presidente Al Assad abre la puerta a oscuros intereses extranjeros.

"Rebeldes" sirios festejan con su nueva bandera.

En una guerra la primera víctima es la verdad dice un viejo proverbio.

El caso de la atormentada patria Siria no es la excepción. Con tantos actores en disputa lo mejor es remontarnos un poco más atrás, más precisamente al inicio de lo que se denominó "Primavera Árabe", para que analizando los hechos disipemos el humo de las declaraciones de los protagonistas y los informes tendenciosos de la prensa internacional.

Allá por el año 2011 estallaron en el mundo árabe un conjunto de protestas con un conjunto de causas de diversa índole pero que fueron rápidamente capitalizadas por las potencias occidentales para derrocar a los gobernantes que hasta ese momento se habían negado a entregar el control de su economía y de sus recursos naturales - en especial el petróleo - a las multinacionales extranjeras.

Claro que esos gobernantes fueron previamente demonizados por la prensa occidental haciéndolos parecer la reencarnación de Belcebú. Por supuesto que jamás se encontraron las armas químicas de Sadam Hussein, que Libia se convirtió en un Estado fallido después de Gaddafi y que en toda la región el control del petróleo paso a manos de compañías norteamericanas e inglesas.

Pero EEUU, Inglaterra e Israel tuvieron la astucia de no operar directamente sino que lo hicieron financiando con dinero y con armas a los grupos radicales islámicos para que fueran estos los que debilitaran a los regímenes gobernantes hasta hacerlos caer y poder entonces colocar gobiernos títeres.

Lo mismo intentaron hacer en Siria con el régimen de Al Assad. El Estado Islámico inició una guerra despiadada contra Siria y las minorías religiosas.

"Las arenas del desierto se han mojado con la sangre y las lágrimas de Dios. En su marcha las tinieblas van tiñendo las banderas con el negro del terror Caí en Irak y caí en Siria" Soy Nazareno canción de Maxi Larghi

Entonces emergió la figura del presidente ruso Vladimir Putin para ayudar efectivamente al ejército sirio, que era el único que protegía de verdad a la población civil y a los cristianos, bombardeando al ISIS. Éste cayó rápidamente quedando en evidencia la hipocresía de Occidente y sus aliados que mientras lo condenaban en sus declaraciones lo proveían de armas y mercenarios.

La misma prensa que en Europa tilda de terroristas a los yihadistas los romantiza ahora tildándolos de rebeldes. "Y entre resacas, Occidente, come al caníbal del rencor..." Maxi Larghi.

Son los mismos fanáticos los que ahora están de vuelta. El verde en sus banderas reemplazando al rojo de la bandera clásica siria lo dice todo. No hay nada que festejar con la caída de Bashar Al Assad.

En Washington, Londres, Ankara y Tel Aviv se frotan las manos. Pronto capitalizarán la caída del régimen sirio desplazando también a los islamitas a quienes usaron de idiotas útiles.

En el interín, estos fanáticos dejarán caer su ira sobre las minorías religiosas, en especial la cristiana.

Nuestra Señora de Soufanieh Madre de Siria, ruega por tus hijos.