El año pasado, el Botafogo vivió una montaña rusa de emociones. Después de una primera rueda casi perfecta, donde dominaron el campeonato y parecían encaminados a levantar el trofeo, sufrieron una inesperada caída en las últimas jornadas.
Era tanta la ventaja que - a pesar de no poder ganar más desde la fecha 27 - con un partido menos jugado conservaron la punta hasta la fecha 33 de las 38 que tiene el Brasileirao. Goles sufridos en el sexto o séptimo minuto de descuento, de local o de visitante, con rivales directos o al borde del descenso, la cuestión es que al Fogao parecía habérsele acabado la nafta.
La decepción fue inmensa, tanto para los jugadores como para la afición. La torcida de "La Estrella Solitaria " culpó al plantel de la "pecheada" más grande de la historia.
Sin embargo, lejos de derrumbarse, el equipo demostró una fortaleza mental admirable.
El nuevo cuerpo técnico, encabezado por Artur Jorge y la directiva decidieron mantener la base del equipo que había demostrado su valía a lo largo de la temporada, más la incorporación de Luis Henrique y el argentino Thiago Almada. La confianza en el proyecto y en los jugadores fue clave para superar ese momento difícil.
Un año histórico
La temporada 2024 comenzó con un renovado ímpetu. El Botafogo , con las heridas aún frescas, salió a la cancha con una sed de revancha que los llevó a alcanzar cotas insospechadas.
La conquista de la Copa Libertadores fue el punto culminante de una campaña inolvidable. Derrotar a equipos de gran tradición en el continente y levantar el trofeo más importante a nivel de clubes en América fue un logro histórico para el club.
Pero la historia no terminó ahí. Con la confianza a tope, el Botafogo siguió cosechando triunfos en el Brasileirao. Y en un final de temporada emocionante, derrotando 2-1 al San Pablo en la última fecha, lograron asegurar el título de liga después de 29 años , sumando así una doble corona que los coloca en un lugar privilegiado en la historia del fútbol brasileño.