Cuando se habla del tres veces ex presidente de la República es difícil mantener la objetividad. Sucede que su herencia política todavía sigue viva y despierta fuertes pasiones tanto a favor como en contra.
A partir de su cargo como Secretario de Trabajo y Previsión en el gobierno militar surgido del golpe de 1943 tejió una alianza duradera con la clase trabajadora que agradeció siempre las leyes, decretos y conquistas que el carismático, por entonces Coronel, le concedió.
Un golpe palaciego dentro del gobierno militar lo llevó a la cárcel dando lugar a la histórica jornada del 17 de Octubre, donde cientos de miles de personas de las clases más humildes se volcaron a las calles a pedir su liberación. Luego la historia más conocida, el embajador norteamericano Spruille Braden conduciendo a la Unión Democrática -aquelarre de comunistas y liberales unidos- contra un militar nacionalista.
Años más tarde el mismo Perón diría que su gobierno, al igual que los de Rosas e Irygoyen fueron los únicos de la línea nacionalista hispánica y que todos los demás habían sido de la línea liberal anglofila. Casualmente los tres serían acusados de dictadores, perseguidos, derrocados, exiliados y difamados creándose una especie de leyenda negra para cada uno.
Es imposible abarcar en un simple artículo periodístico la obra de Perón . Es más, podríamos decir que el estudio de su definitivo legado político el "Modelo Argentino para el Proyecto Nacional" recién está comenzando. Porque afortunadamente Perón pudo volver, enmendar sus errores, dejar en claro quienes eran sus herederos y quienes no y estampar sus ideas en ese Modelo Argentino que es la versión madura de la "Comunidad Organizada".
Hace 50 años que el pueblo argentino no encuentra plasmada en un gobierno su expresión política natural que es el peronismo doctrinario. No lo plasmó Menem con su neoliberalismo y no lo plasmó el kirchnerismo y sus derivados con su progresismo de raíz marxista . Los dirigentes, salvo honrosas excepciones -como el recordado Saúl Ubaldini -, defeccionaron, callando la traición, sometidos por la dependencia económica de los gobiernos centrales.
Sin embargo, el pueblo argentino tozudo, buenazo y rebelde intuye que la hora de volver a sus raices no está lejana. Que a pesar de la traición, se puede volver por los fueros.
Deberá el peronismo reconocer sus errores, alejar los dirigentes corruptos sólo amigos del poder y las riquezas, volver a su doctrina y recuperar la humildad que perdió en el camino.
Si lo logra, el peronismo como expresión propia del genio político argentino, tendrá mucho que ofrecer a los pueblos del mundo.