No hay dudas de que para los abuelos y hermanos de quienes se separan, esta situación implica también un duelo. Ver sufrir a un ser querido, duele; saber que el proyecto familiar de alguien se rompe, duele. Por lo tanto es de esperar que toda la familia sufra el coletazo de la separación, no tan profundamente como son atravesados quienes se separan y sus hijos pero sí aparece el dolor, la angustia y las dudas sobre el futuro de estas personas amadas.
Así como el matrimonio implica una reestructuración familiar donde los padres tienen que acostumbrarse a que sus hijos tienen su propia casa, toman sus propias decisiones y su lugar debe correrse y aceptar los límites que la nueva pareja imponga; con la separación o el divorcio todos vuelven a preguntarse qué lugar van a ocupar ahora.
Para los abuelos la separación puede traer consecuencias emocionales serias, debido a la preocupación por los hijos y nietos, especialmente cuando la separación ocurre con mucho conflicto y peleas.
Les preocupa la situación económica de los hijos, teniendo que ayudar también económicamente a solventar algunos gastos en algunos casos.
En ocasiones, cuando no hubo buena relación entre abuelos y yerno o nuera, la separación puede ser motivo de castigo hacia los abuelos, impidiendo el contacto con ellos. Pero también puede ocurrir que por la nueva dinámica familiar deban ocupar el lugar de uno de los progenitores o de actividades que antes no les correspondían.
En muchos casos ocurre que, por diversas razones, uno de los miembros de la pareja que se separa debe volver a la casa de sus padres. Momento que no es fácil ya que todos son adultos, con nuevas costumbres, horarios y organización personal, lo que puede traer ciertos conflictos a la hora de organizar nuevamente el hogar familiar de los padres. Este padre que vuelve a la casa de los abuelos muchas veces lo hace con sus propios hijos, o los hijos pasarán tiempo en casa de los abuelos aunque vivan con el otro progenitor.
No se trata de que el hijo que vuelve a la casa paterna lo haga como hijo adolescente y la responsabilidad de sus hijos recaiga sobre los abuelos. Cada uno deberá ser consiente del rol que ocupa en la familia y en esto los abuelos son pilares para guiar a los hijos.
Frente a todas estas situaciones será necesario que los abuelos mantengan la serenidad, siendo lugar de acogida para hijos y nietos, apoyo emocional para todos, pero también con la suficiente claridad para poner límites cuando haga falta.
Es cierto que para algunos abuelos la separación puede acarrear consecuencias en su propia salud y no deja de ser un desafío. Pero no hay que olvidar que su lugar en la vida de hijos y nietos debe ser un remanso de paz y confianza, siendo el lugar seguro y estable donde todos quieran llegar.
Y para terminar, como siembre sugerimos, si hay muchas dificultades para organizarse o llevar adelante el duelo y la angustia es importante recurrir a profesionales que puedan aportar luz.