Antes de que la mujer saliera a trabajar era ella quién se ocupaba de la mayoría de las tareas de la casa y de las necesidades de la familia, de los hijos y de los padres cuando empezaban a envejecer. Pero el desarrollo laboral de la mujer implicó para el hombre también un reacomodamiento en sus funciones como padre, esposo e hijo y esto implicó tener que aprender un nuevo modo de ser hombre.
Sin dudas que estos cambios han favorecido en mucho a la familia, especialmente a los hijos, que pueden estar más cerca de sus papás y aprender de ellos distintos modos de vincularse con el mundo.
Pero es indudable que aún hoy para muchas familias la pregunta sigue rondando y muchas veces es difícil encontrar soluciones. El mundo laboral exige cada vez mayores responsabilidades a hombres y mujeres y la situación económica lleva a que muchas parejas deban tener más de un trabajo para tener lo necesario para vivir.
Aún así es importante replantearse en este sentido qué queremos para nuestra vida y la de nuestro hijos. Es importante que no falte alimento, salud, educación, pero ¿todo lo demás que el mundo nos ofrece es importante? El desarrollo profesional de quienes han estudiado es gratificante, pero ¿esta gratificación justifica el descuido de mis deberes como madre o padre ?
Más allá de todo es fundamental tener en claro que lograr este equilibrio trae importantes beneficios para los padres como para los hijos. Para los padres la posibilidad de estar en cada momento y lugar con la cabeza enfocada en lo que están haciendo, esto ayuda a reducir el estrés, logar mejor rendimiento laboral y llegar a casa con energías y ganas de disfrutar de la familia. Para los hijos saber que sus padres estarán con ellos brindando tiempo en cantidad y calidad necesarios para su desarrollo personal, vincular y promover una sana autoestima. Saber que sus padres llegan a una determinada hora y están con ellos les brinda estabilidad emocional y seguridad de saberse sostenidos y amados.
Ciertamente que el desafío es grande, tanto la familia como el trabajo nos imponen deberes y responsabilidades que debemos atender y es necesario que en ambos casos hagamos una lista de los recursos con los que contamos para atender eficazmente ambos ambientes . Las demandas de la familia implican la atención, protección y educación de quienes tenemos a cargo y las demandas laborales el cumplimiento en tiempo y forma de nuestra labor. Pero los recursos con los que contamos, como en cualquier empresa, no son inagotables, empezando por el tiempo (un día dura 24 hs., no más), nuestra propia energía, nuestra salud, los recursos económicos, la red de contención y apoyo familiar, son sólo algunos de los aspectos que debemos considerar.
Aquí algunas pautas que pueden ayudar a lograr este equilibrio:
Fijar horarios para el trabajo , que pueden ser flexibles según la época del año o la situación familiar que se deba atender, comunicando con claridad a hijos y cónyuges de esta situación. Conocer lo que ocurre en casa a los hijos les da seguridad y estabilidad emocional.
Saber anticipar , no vivir pensando en el mañana porque esto produce ansiedad, sino tener en claro cuáles son las actividades de cada semana, qué demandas concretas tendré que atender en los próximos días para organizar los traslados, las comidas, las compras y tener un plan de contingencia en caso de que surja un imprevisto. Las agendas y las listas son de gran ayuda para logar esto.
Evitar actividades estériles como el uso del celular o la computadora para mirar cosas infructuosas. Usar este tiempo de ocio para jugar, charlar, compartir en familia una película o un libro.
Buscar momentos de reflexión que ayuden a volver al centro de uno mismo y ver cómo estamos haciendo las cosas. Buscar tiempos de pareja a solas.
Organizar el fin de semana de manera que haya tiempo para pasar en familia pero que sea tiempo ganado y compartido, no solo tiempo de estar por estar.
Saber resignar para más adelante actividades que pueden ser gratificantes para el papá o la mamá pero que quitan tiempo de compartir en familia, como puede ser un hobbie o una actividad física y tener creatividad para reemplazarlas por otras. Siempre habrá tiempo para retomarlas pero el tiempo en que los hijos están creciendo no vuelve.
Saber delegar en el cónyuge e incluso en una red de apoyo que puede ser la familia extensa, los vecinos o amigos, que puedan ayudar en algunas responsabilidades de la familia. Asumiendo que solos no podemos y que para criar un hijo se necesita una tribu.
Pero sobre todo AMAR , amar el proyecto de familia que elegí tener, amar los momentos compartidos, amar este tiempo que no vuelve y son los recuerdos de estos momentos los que nos darán la mayor felicidad en el futuro.
Y finalmente les dejo una frase de un gran santo:
“Haz lo que debes y está en lo que haces ” (San Josemaría Escrivá)
Lic. Luciana Mazzei
Contacto:
Instagram: lucianamazzei.lof
Mail: luchimazzei@gmail.com
Referencias
https://opusdei.org/es/article/trabajo-y-familia-pautas-para-conciliar/. (s.f.).
https://www.iese.edu/es/insight/articulos/equilibrar-trabajo-familia-estrategias/. (s.f.).
https://www.somosmamas.com.ar/maternidad/conciliacion-familiar/#google_vignette. (s.f.).