"A los jóvenes les hace mucho bien ver una Iglesia universal, joven, dinámica, vivir estos días de comunión y encuentro con otros jóvenes del mundo entero, ser acogidos por las diócesis como si fueran sus hijos. Les hace mucho bien cantar, bailar, adorar al Señor, confesarse, participar en la Eucaristía. Es decir, pasárselo bien precisamente por ser cristianos. No necesitan ni porros, ni preservativos, ni alcohol para vivir una alegría inolvidable", subraya el obispo en su carta semanal, recogida por Europa Press.
Un impulso precioso para seguir evangelizando
En este sentido, el obispo explica que la JMJ "es un encuentro que se viene preparando cada tres años desde las parroquias, los colegios, los grupos y comunidades, desde toda la realidad juvenil que se va renovando continuamente", y "ese encuentro juvenil a nivel mundial imprime un impulso precioso para continuar la tarea de evangelizar esta generación".
La Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) es un encuentro de jóvenes de todo el mundo con el Papa. Es, además, una peregrinación, una fiesta de la juventud, una expresión de la Iglesia universal y un fuerte momento de evangelización del mundo juvenil. Se presenta como una invitación a una generación determinada en construir un mundo más justo y solidario. A pesar de su identidad claramente católica, está abierta a todos, tanto a los más cercanos a la Iglesia, como a los más distanciados.
Tiene lugar todos los años en las diócesis, con ocasión del Domingo de Ramos, y cada dos, tres o cuatro años con carácter internacional en una ciudad elegida por el Papa, y contando siempre con su presencia. Reúne a millones de jóvenes para celebrar la fe y su pertenencia a la Iglesia.
Desde su primera edición, que tuvo lugar en la ciudad de Roma en 1986, la Jornada Mundial de la Juventud destaca como un laboratorio de fe, un lugar de nacimiento de vocaciones para el matrimonio y la vida consagrada y un instrumento de evangelización y transformación de la Iglesia.
Pretende proporcionar a todos los participantes una experiencia de Iglesia universal, fomentando el encuentro personal con Jesucristo. Es un nuevo impulso a la fe, a la esperanza y a la caridad de toda la comunidad del país de acogida. Teniendo como protagonistas a los jóvenes, la Jornada Mundial de la Juventud busca, también, promover la paz, la unión y la fraternidad entre los pueblos y las naciones de todo el mundo.
Qué sucede?
A lo largo de una semana, jóvenes provenientes de todo el mundo se alojan, en su mayoría, en instalaciones públicas (gimnasios, escuelas, polideportivos…) y parroquiales o en viviendas familiares. Además de los momentos de oración, comunión y esparcimiento, los jóvenes inscritos participan en diversas iniciativas organizadas por el equipo de la JMJ, en diferentes lugares de la ciudad que les acoge. Destacan las celebraciones (actos centrales) que cuentan con la presencia del Papa, como la ceremonia de acogida y apertura, el Via Crucis, la vigilia y, el último día, la misa de envío.