Una luz imprescindible. Influencia educativa del papá en sus hijos
Características de los hijos apátridas
El papá de Ramiro, sin saberlo, bien o mal, poco o mucho, había contribuido, tanto en el ámbito biológico, como psicológico y espiritual al crecimiento de su hijo. Siendo sostén, seguridad y separación, aportando el sexo cromosómico y la identidad sexual, fortaleciendo la autonomía, la autovalía, la identidad y la cultura, dando normas y autocontrol, aportando la objetividad, la competencia social, el autoestima inicial, la educación en el trabajo, y la vivencia de la paternidad natural y divina. Si bien no había encontrado su lugar en la educación de su hijo , ahora estaba dispuesto a hacerlo, pues había entendido que un padre realiza aportes que no pueden ser reemplazados por nadie.
Veamos qué pasa con aquellos niños que crecen sin su padre. Pueden padecer numerosos trastornos psicopatológicos, nótese que se indica como posibilidad, pueden, es decir no todos ni en todos los casos, pero en muchos de los casos sí lo padecen, puesto que la ausencia de la interacción y vinculación genera déficits en el desarrollo tanto emocional, como cognitivo y social.
La ausencia del padre o el padre ausente, es la falta, no necesariamente física , del padre en la educación de sus hijos. Aunque en todos estos casos existe un denominador común de comportamiento paterno para con sus hijos: el vacío, la imposibilidad o la ausencia de esa necesaria relación paterno-filial . Podría representar a un padre que se ha convertido en una huella fantasmal, debido al escaso tiempo que pasa en casa compartiendo el tiempo con sus hijos; o aquél que esquiva, huye o es pasivo en sus deberes parentales, delegando en su esposa las funciones propias, es el que por comodidad, egoísmo o ignorancia deja a sus esposa educar en una soledad binaria, pero soledad al fin; o aquél que genera una atmósfera impenetrable de comunicación con los hijos, siendo poco cariñoso , exigiendo el éxito por el éxito, no preocupándose por los esfuerzos realizados por sus hijos, o poniendo una barrera entre sus hijos y él, que es un ser de otra "categoría". O bien, aquél que reprime su afectividad, ofreciendo una masculinidad vacía, frustrando a sus hijos, queriendo ser admirados, pero no imitados ni amados, es aquél que se preocupa de su persona, de su imagen, parándose en un estereotipo determinado y determinante que no le permite ponerse a la altura de esos seres pequeños e indefensos que llaman a gritos pidiendo un padre no una escultura de paternidad.
Como podrá notarse estas características paternas o modelos de paternidad indican muchas veces un sufrimiento afectivo profundo también en aquellos padres que quieren darse pero no lo consiguen. El efecto en sus hijos será devastador, pero en ellos como padres, también lo será , puesto que indicará el fracaso en la acción paterna, esponsal y muchas veces, masculina.
El Papa Francisco refiere en el n°55 de Amoris Laetitia que "la ausencia del padre marca severamente la vida familiar, la educación de los hijos y su integración en la sociedad. Su ausencia puede ser física, afectiva, cognitiva y espiritual. Esta carencia priva a los niños de un modelo apropiado de conducta paterna", son huérfanos de padres vivos. Veamos a continuación algunos de los daños provocados por esta crisis y que merecen nuestra atención.
“Huérfanos de padres vivos”
Dura expresión. Ser huérfanos no parece ser nada agradable…pero menos lo será si encima se conoce y se convive con el que me abandona todos los días y a toda hora. Tarea ardua será la de acompañar a estos papás para que ejerzan su paternidad y a estos hijos para que restablezcan su relación filial. Pongamos en la intención de cada uno ayudar a otros papás a serlo; o ser "papás" de aquellos niños que no los "tienen". Cuidemos al que cuida.
La orfandad en este caso puede ser de dos tipos, la primera por ausencia física del padre y la segunda por ausencia afectiva . Ambas influirán negativamente en el correcto desarrollo madurativo de sus hijos. En muchos casos se manifiesta a través del miedo y desprecio al padre simulador y/o fingido que conocieron. Sus hijos manifiestan un prolongado resentimiento, son seres dolientes e inacabados . Poseen necesidad desesperada de autoridad y seguridad. Son hijos abandonados por aquellos que deberían amarlos con el mayor de los amores, son hijos que se sienten traicionados , reaccionando a este vacío afectivo con cierta rebeldía, con cierto dolor y con una herida difícil de curar. Esto afectará su constitución y maduración personal y su valoración sobre sí mismo, puesto que el padre contribuye al moldeamiento autoconstitutivo de la afectividad, como veíamos anteriormente, y por medio de ella a la formación de la personalidad.
Esta inmadurez afectiva, inseguridad e infantilismo, influirá posteriormente en su concepto de filiación, es decir en cómo se percibirá como hijo, afectando a la larga su concepto de paternidad, logrando, muchas veces, un modelo educativo defectuoso y transmisible a sus hijos, de no mediar una reparación modélica y afectiva . Obsérvese la importancia de reparar este modelo defectuoso para no repetir "modelos". Habrá que sanar, purificar, rectificar y proyectar un amor maduro.
Como vemos aquí, y veremos en entregas posteriores, los padres tienen una enorme responsabilidad en sus manos. No desaprovechemos el tiempo compartido con los hijos, gastemos nuestra vida con ellos y nunca cerremos nuestro corazón a quienes necesitan ser amados , a quienes necesitan desesperadamente ser iluminados por la luz imprescindible de un padre
Mag. José María Randle
Profesor de Ética y Director de la Licenciatura en Ciencias para la Familia. Universidad Austral (ARG)