Suele ser común - porque así se nos enseñó - la idea de un movimiento revolucionario homogéneo, lineal, donde es posible distinguir fácilmente buenos y malos; pero nada es más alejado de la realidad que esa idea.
En el seno del movimiento independentista existían dos grandes corrientes bien marcadas: la liderada por el potosino Cornelio Saavedra y la representada principalmente por el porteño Mariano Moreno .
Los primeros querían la libertad pero sin romper con la tradición religiosa, política, cultural, jurídica de la España de los Austria que había marcado durante casi tres siglos el alma de los pueblos americanos.
Los segundos, beneficiados con la creación borbónica del Virreinato del Río de la Plata habían acumulado riquezas y poder y estaban decididamente volcados a las ideas liberales de libre comercio que más riquezas les traerían y a un proyecto político fundado en las ideas de la Ilustración. Francia e Inglaterra eran sus modelos.
La primera corriente constituiría el germen del partido federal, la segunda el de los unitarios . La deserción de Urquiza muchos años después, le dio al masón Mitre el triunfo casi definitivo del proyecto liberal y la posibilidad de escribir la historia demonizando a sus adversarios y sus sucesores.
El liberalismo gobernaría desde Pavón - fraude mediante - durante medio siglo hasta caer fruto de su propia corrupción e injusticias. Pero el ataque y el olvido a que fue sometida nuestra cultura fundacional católica no dejaría de tener consecuencias.
Contemporáneamente el marxismo cultural reinante, encarnado en nuestro país por el kirchnerismo , mientras trata de mantener las apariencias de sensibilidad y justicia social ("la patria es el otro"), promueve una cultura rabiosamente inhumana y anticristiana que incluye el crimen nefando del aborto, la corrupción de menores, el descarte de ancianos, la legalización de la droga y la destrucción de la cultura del trabajo
¿Somos libres realmente?
No podemos ser tan ingenuos de creer que cuando cayó definitivamente el poder político español en América ninguna potencia colonial de la época quiso ocupar su lugar .
Hubo una que habiendo fracasado materialmente primero, lo hizo más sutilmente después, comprando dirigentes con la larga y negra mano de la masonería.
En el Atlántico Sur están sepultados los restos de muchos de sus mejores buques, gentileza de Carballo y sus halcones. Hoy promueve el indigenismo para cercenarnos territorio y la cultura de la muerte para arrebatarnos el alma.
Liberales y marxistas debaten sobre economía mientras se preparan para las próximas elecciones. Ninguno tiene la solución. Son otros los hombres, otras las ideas y otro el proyecto para que volvamos a tener un gobierno patrio.
Dios y la Virgen amparen nuestra patria.