El pentatlón multiplica la función educativa del deporte: lo evidenció el Papa Francisco al recibir en la mañana del 10 de febrero, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, a los atletas y dirigentes de la Federación Italiana de Pentatlón Moderno.
“Es la primera vez que conozco a representantes de este deporte, que incluye esgrima, natación, equitación, tiro y atletismo”, afirmó el Pontífice, constatando que se trata de una disciplina muy antigua en la que el atleta “tiene que dar lo mejor de sí mismo en cinco deportes muy diversos entre ellos, que requieren habilidades y ejercicios diferentes. Como consecuencia, emerge la fisonomía de un atleta polifacético, versátil, que desarrolla varios aspectos del cuerpo y de la mente”.
La función educativa del deporte
Y precisamente, es esta característica polifacética del pentatlón la que multiplica “la función educativa del deporte”, según el Santo Padre, en donde "radica el valor educativo":
Porque en la vida estamos llamados a actuar de esta manera, poniendo en acción diferentes dimensiones de nosotros mismos, dependiendo de los contextos, las relaciones, los momentos, etcétera. Si, por ejemplo, eres un genio de las matemáticas, pero no sabes hacer otra cosa, tendrás problemas en la vida.
La estabilidad en la versatilidad
Francisco aseguró que “la excelencia está bien, pero la calidad de vida no depende de eso, sino de una buena media en las diversas situaciones", "de una armonía en las diversas dimensiones". Y es aquí que emerge el valor del poliedro, de una personalidad polifacética, “que presupone una fuerte unidad, un centro sólido, una gran coherencia y, al mismo tiempo, la capacidad de cambiar, de adaptarse, de tener tantas facetas, de moverse... Una estabilidad en la versatilidad”. "Y esto - añadió - es un valor que marca un poco la madurez de las personas".
La dimensión espiritual que anima todo
“Queridos amigos, les doy las gracias porque con su disciplina nos dan un ejemplo viviente de todo esto. ¡Todos sabemos que es mucho más difícil en la vida que en el deporte!” les dijo el Pontífice a los atletas presentes, subrayando que el deporte “enseña que, con paciencia, con el ejercicio, con la creatividad y la perseverancia se puede mejorar, se pueden alcanzar metas que parecían impensables” .
Francisco subrayó que esto ocurre gracias a “una dimensión que está por debajo de todas las demás y las anima a todas, que es la dimensión espiritual”, es decir, “a nuestra relación con el sentido del vivir, de nuestro ser y de nuestras relaciones. Y la capacidad lúdica - observó - ayuda a esta dimensión espiritual, es más, se radica en ella para ser madura y fuerte" .
La competición más exigente de la solidaridad
A continuación el Papa recordó que en el centro del ser humano hay un corazón, no en el sentido físico, sino en el simbólico, un corazón que sabe recibir y dar amor. “Y sé que ustedes como Federación – precisó– buscan comprometerse también en esta dimensión incluso con gestos concretos de solidaridad”.
Les agradezco especialmente el apoyo que prestan al Hospital Infantil Bambino Gesù, tanto para la investigación como para el apoyo logístico a los niños y sus familias. ¡Gracias! Esta es una competición más exigente, pero el premio llena la vida y dura para siempre.