Pellizcate hermano argentino que no es un sueño. No dejes de sonreir y cantar porque la selección acaba de recuperar luego de 36 años la Copa para nuestro pueblo. Porque se acabaron 20 años de hegemonía europea en los mundiales gracias al talento y el esfuerzo de nuestros muchachos.
La altiva y millonaria Europa puso en nuestro camino a sus mejores equipos ( los entonces campeones y subcampeones mundiales y que ahora sólo bajaron un lugar en el podio ) pero no pudieron con el fútbol de posesión y gambeta, con la nuestra, la que llevamos en la sangre y en los genes.
La final en sí fue demencial.
Argentina durante 80 minutos humilló a Francia que sólo veía pasar la pelota que parecía imantada por los nuestros.
Una duda del mejor defensor del mundial - el general Otamendi - derivó en el descuento galo y el ataque de esa fiera silenciosa que es Mbappé. Otra vez, como contra Holanda, al alargue a pesar de ser muy superiores.
Entre el final del segundo tiempo y los 10 primeros minutos del segundo fueron los únicos 20 minutos donde no pudimos imponer condiciones.
Scaloni demoró demasiado el reemplazo de un extenuado De Paul y corrimos riesgo cierto. Pero entraron Paredes y Lautaro con piernas frescas y ahí nomás otra vez nos pusimos al frente.
El segundo penal otorgado a Francia tuvo la mano previa no sancionada de Upamecano en una falla inconcebible del VAR y que nos privó de la victoria antes de los penales además de convertirnos en el campeón con menor porcentaje de efectividad ( 4 victorias 2 empates y 1 derrota contra 4 victorias y 3 empates de Italia en el 82 ) estadística que no refleja en absoluto la superioridad del seleccionado en este mundial.
También el error arbitral, mantiene como última victoria ante un campeón mundial la del 90 ante Brasil y ante un campeón mundial europeo la de la final del 86 sobre Alemania.
Sin embargo la estadística no estaría completa si no contáramos la victoria del año pasado en Copa América sobre el scracht y la de este año sobre Italia en la Finalíssima, ambos partidos oficiales.
Volviendo al partido, antes de la tanda de penales tuvimos dos chances y la atajada descomunal del Dibu Martinez preanuncio de lo que haría después en los penales.
Un enorme Lio Messi marcó el camino ( había fracasado en 4 mundiales y 5 copas Américas antes de empezar a ganar en Río ) y los demás muchachos lo imitaron. Ninguno falló y todos entraron en la historia.
La gente se volcó masivamente a las calles en cada pueblo y rincón del país. Los jugadores agradecieron a Dios y a sus familias, Scaloni demostró madurez e inteligencia para adaptarse a las situaciones y formar un gran grupo.
Generaciones que sólo vieron los videos de Kempes y Maradona arrasando rivales ya saben lo que se sintió en el 78 y el 86.
Gracias selección por darnos este ejemplo de responsabilidad y unidad, por hacernos reir y llorar y porque en la camiseta hay una nueva estrella.
¡ Salud Argentina somos campeones !