Para una distancia de 1.150 kilómetros, como la que separa Joaquín V. González, en Salta, de Rosario, el costo de transportar 30 toneladas de cereales se reduciría en un 56% en comparación con el costo de transportar esta misma mercadería por camión.
Para esta distancia, el costo por tonelada-kilómetro del transporte por camión es de $ 4,85, mientras el costo promedio por tren, en Belgrano Cargas, es de $2,12, según un informe, realizado por Alfredo Sesé, Javier Treboux y Pablo Ybañez, quienes tomaron la tarifa fijada por Federación Argentina de Entidades Empresarias del Autotransporte de Cargas para el transporte vial de cereales y oleaginosas con vigencia a partir del 1/4/2021; y para el transporte por ferrocarril, la tarifa promedio en tonelada-kilómetro del Belgrano Cargas, publicada por la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, para junio del mismo año.
Este trabajo no fue apadrinado por algún nostálgico economista peronista todavía enamorado de las consignas de Scalabrini Ortiz, como se podría sospechar, sino nada menos que por la Bolsa de Comercio de Rosario, apenas el año pasado.
¡El camión es más del 50 % más caro que el tren!, lo que implica un porcentaje proporcional de encarecimiento de precios para el pueblo argentino.
Y no se trata de ninguna revelación revolucionaria; lo sabemos desde hace décadas. Pero desde hace décadas, este liberalismo de manual del "macrismo", o disfrazado de peronismo, llámese menemismo, de "derecha", o de "izquierda" -más retorcido-, llámese kirchnerismo, es absolutamente incapaz de dar el imprescindible y -efectivamente- revolucionario golpe de timón y refundar y expandir los Ferrocarriles Nacionales, abriendo una inmensa y perdurable fuente de trabajo y desarrollo económico, productivo, técnico y científico, comunicando fácil y económicamente todo el país, abaratando sus mercancías y contribuyendo al control y la defensa de la soberanía territorial de la Nación.
Y, además, evitando los chantajes de las multinacionales automotrices y de los neumáticos que, junto a -con razón o sin ella- presiones sindicales de trabajadores de neumáticos y camioneros, jaquean -y pueden hacerlo aún mucho más gravemente- buena parte de nuestra ya maltratada economía, porque, como dice Santo Tomás “el Bien Común está por encima de los bienes particulares”.
Pero para hacer eso, es necesario tener la grandeza, el coraje y el amor a la Patria que en todos esos gobiernos casi no ha existido. La que sí podía encontrarse a raudales en la Argentina de Scalabrini y Perón. En realidad, no hace tanto.