Mientras el ómnibus urbano de línea termina de frenar, un joven de aspecto amable cede su lugar en la fila a dos jovencitas no tan elegantemente vestidas. La respuesta lo sorprende a él y a todos los que presencian la escena. Una catarata de improperios e insultos de baja estofa parten de esas bocas despintadas. Frunciendo el ceño mientras se toma del pasamanos da un atlético salto y sube al colectivo antes que ellas.
¿Qué ha ocurrido que lo que antes era visto por las mujeres como un gesto agradable y esperado hoy da lugar a la ira? ¿Por qué la mayoría de la gente no entiende esas reacciones iracundas y destempladas?
Tal vez las palabras de Gustavo Gersberg - director de la plataforma Privilegiados- en una entrevista con un conocido matutino, sirvan para que el ciudadano promedio comience a entender esta forma de pensar. "La caballerosidad es un tipo de micromachismo porque deja implícito que hay una persona inferior a la otra..."
Por eso Gersberg que reside en Bs. As. y también es director de cine, promueve masculinidades desde una perspectiva feminista.
Damas y caballeros ¡bienvenidos a esta curiosa forma de pensar!
Si Ud. es una persona joven y sana y le cede su asiento a una embarazada, a un niño o un anciano Ud. considera inferiores a esas personas. Ud. no tiene instintos protectores si acompaña su hija a la parada del ómnibus o la busca de una fiesta; Ud. la considera un ser débil e inferior que necesita de protección porque no puede valerse totalmente por sí misma.
Ni que hablar si trabaja en fuerzas de seguridad o para ganarse el pan de cada día es vigilante privado, Ud. es merecedor del más total de los escarnios sociales y penales. Con esta lógica el Joker es mucho mejor que Batman o cualquier personaje que vela por el bien de la sociedad.
Queridas jóvenes entiéndanlo de una vez: el feminismo no libera sino que esclaviza a las heridas del pasado generando mujeres resentidas incapaces de abrir su corazón al perdón y al verdadero amor. El feminismo carga la culpa de hombres injustos sobre hombres justos invalidando las acciones buenas de éstos (como la caballerosidad) por culpa de las obras malas de aquellos.
Queridos jóvenes entiéndanlo de una vez: el feminismo que hoy los acorrala tiene raíz en el machismo imbécil y egoísta que durante muchísimo tiempo impregnó la sociedad.
Sanar el tejido social implica dejar de tomar a la mujer como un objeto para volver a considerarla esa persona digna de ser sinceramente amada y merecedora de todas las renuncias y que Dios preparó desde toda la eternidad para Uds.
Que el ideal del caballero - defender a la viuda, al huérfano, a los desprotegidos, a su rey y a su Iglesia - no desaparezca nunca de entre nosotros.