ERAMOS POCOS...

En este momento, el relato antiindependencia y antipatria avanza agresivamente en el campo católico.

Mansilla atentando a sus hombres en la vuelta de Obligado

Al socaire del crecimiento del homeschooling, mediante las redes y grupos, aprovechando especialmente las fiestas patrias, el relato se lanza sobre gente que no entiende; y está en campaña violenta para ganar adeptos. A nadie se le escapa el riesgo que comporta para la raleada grey católica tradicional argentina este trabajo POLÍTICO de zapa.

Los fieles católicos tradicionales ya no valorarán la lucha y resistencia por su Patria, porque ésta se habrá diluido entre la añoranza del pasado y la tensión delirante y trasnochada a la utopía. Existe asimismo el riesgo de que hermanos tradicionalistas en liturgia confundan (=haciendo un "mix") adhesión a la liturgia de siempre con renegar de la Patria concreta (la única y verdadera).

Esta propaganda disolvente, que se inició desde el extranjero en 1996, hoy cuenta con apoyo local, surgido de la decepción de la Patria en esta época aciaga. Y lo mismo ocurre, mutatis mutandis, en las otras patrias hispanoamericanas. La diferencia estriba, no obstante, en la robustez del pensamiento católico nacional argentino.

No en vano la escuela del Nacionalismo Católico argentino se convierte en blanco de los dicterios del sedicente "carlismo"- nombre éste usurpado, porque nada une a la egregia lucha española por Dios, patria, fueros y rey con esta maléfica empresa de escupir sobre nosotros, nuestros héroes y nuestra historia, regada con la sangre de los que dieron el buen combate por Dios y por la Patria: por la Otra Argentina, como ha dicho Castellani.

Y no sólo sobre Argentina: porque también García Moreno y ... ¡los Cristeros! son objeto de sus dardos descalificadores, so capa de críticismo ortodoxista. Ésta es una empresa deletérea que no redundará en provecho de ningún pretendiente allá: sólo hará, eso sí, daño acá.

Para aquéllos que comprenden lo nefasto de esta acometida, el peligro de diezmar aún más al "último pelotón de soldados" argentinos -e hispanoamericanos-, envío este mensaje.

POR SERGIO RAÚL CASTAÑO