Un ejército de hombres, de rodillas en la vía pública, frente a una imagen de la Virgen María, rezaba, al unísono el Rosario.
Adultos mayores, jóvenes y también niños, dejaron la comodidad del fin de semana y se sobrepusieron al frío, para pedir por la restauración de la familia y devolverle al varón el terreno perdido en la sociedad. Esto recién comienza, pero ya fueron 300 hombres en Tucumán y 3000 en Capital
Este evento pareciera enfrentar dos ataques actuales. El primero es el ataque a la masculinidad, desde sectores bien financiados de un feminismo que transformó la dialéctica marxista "rico vs pobres", en una dialéctica dentro de la familia entre "Hombre vs Mujer" , siendo el hombre, por necesidad, opresor y la mujer oprimida
El segundo ataque es el que intenta acorralar la fe y reducirla al ámbito interno, lejos de la vía publica. Cuesta creer que esa misma fe que inspiraba y daba valor a San Martín por lo que mandaba rezar el Rosario a sus soldados antes de salir a batalla, o a Belgrano nombrar generala del Ejército a la Virgen hasta el punto de pedir ser enterrado con el hábito dominico, hoy sea ninguneada por ciertos sectores. Esa fe que hizo a nuestros gauchos enfrentar con valor memorable las huestes del ejército español, la misma fe a la que se le encomendó un 2 de Abril, la operacion Rosario, para recuperar las islas Malvinas, la misma con la que vivieron y murieron nuestros mayores, hoy quiera ser expulsada.
Por providencia, un ejército de hombres se está reconociendo entre sí, y comenzó a levantarse éste Sábado, frente a ésta doble amenaza y por amor a la patria y la familia. Lo hicieron de la mejor manera. De rodillas, en la calle, frente a la Virgen.