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La llegada de Pusineri y la partida de Azconzábal no deben mover a engaño. Más que un fin de ciclo deportivo en Atlético se trata de un fin de ciclo en la manera de conducir al club.
El pueblo decano siempre está.
7 de febrero de 2016. El Monumental repleto es una caldera pidiendo al Atlético de Azconzábal que vaya directo a la yugular del Racing de Sava. Sin embargo,
Nicolás Romat vuelve la pelota atrás para que Bruno Bianchi elija pacientemente el destino de la misma. De a poco el talento de Molina y el del Pulga, más la potencia de Zampedri y Menéndez terminarían arrasando completamente a las huestes de De Paul y el Licha López. Seis años después el Vasco ensaya la misma fórmula pero la pelota termina casi siempre en los pies del equipo rival.
El inolvidable Angelito Labruna solía decir que el 70% de un campeonato se definía en el armado del plantel . Si ahí no se elegía bien, luego había muy poco por hacer. Por eso, la última bala que le queda al club de Barrio Norte para evitar el descenso, no es Lucas Pusineri, sino la contratación en el próximo mercado de pases de tres o cuatro jugadores de jerarquía que le den al plantel un salto de calidad imprescindible para lograr el objetivo.
Aunque la directiva encabezada por Mario Leito tiene muchos logros para exhibir jamás logró conquistar el corazón del hincha. La poca información sobre el destino y los montos de los ingresos del club por venta de jugadores, partidos internacionales, derechos de televisión, publicidades, etc. siempre fue una duda cruel que atormentó al pueblo decano. ¡ Y vaya si Atlético vendió mucho y bien en estos tiempos !
Tanto Atlético como San Martín - por muchas razones que no vienen al caso enumerar - son patrimonio de toda la provincia . Que nadie se confunda. Y que para alegría del sufrido pueblo tucumano en el 2023 ambos paseen su fútbol y su gente por la máxima categoría del fútbol argentino.
Sin tres o cuatro refuerzos de jerarquía en el próximo mercado de pases va a ser casi imposible que el Decano conserve la categoría.