Cabe señalar que El General Belgrano nació el 3 de Junio de 1770 en la ciudad de Buenos Aires y falleció , en la misma localidad,un 20 de junio de 1820, razón por la cual se instituyó esta fecha como el dia de la Bandera Nacional en homenaje a su hacedor.
En este artículo
nos centraremos en su camino espiritual, de fe que recorrió, en medio de las diversas funciones y cargos
que desempeñó antes y después de la Revolución de Mayo, pues a lo largo de su
vida y en su testamento en el lecho de la muerte se confesó como catolico, apostolico y romano
La piedad de su
vida familiar
Nuestro prócer
nació en un hogar donde se vivía y respiraba
la fe cristiana, siendo el cuarto hijo de dieciséis hermanos. Su nombre
fue Manuel Joaquín del Corazón de Jesus Belgrano y Gonzalez.
Considerando la
expresión del poeta Leopoldo Marechal de
que "quien recibe un nombre, recibe un
destino", Belgrano, siempre fue consciente de su destino trascendente, escribiendo
en “el Correo de Comercio” como punto de partida para todo programa de acción "el origen más serio: y verdadero de la
sabiduría es la ley evangélica.
Su padre era Don Domingo Belgrano Peri, un
acaudalado comerciante italiano que emigró, primero a Cádiz, y luego, a
América; en tanto que su madre era doña Maria Josefa Gonzalez Casera, criolla
cuya genealogía se remonta al conquistador, Domingo de Irala.
En efecto, según
Gerardo Di Facio, “ la vida de Belgrano
transcurría entre los negocios de su
padre, y las cotidianidades de la religión y las tertulias..”
Vecinos del
convento de Santo Domingo, sus padres pertenecían a la tercera orden dominica,
al igual que sus hijos, y a la cofradía de Nuestra Señora del Rosario. Uno de
sus hermanos, Domingo Stanislao se hizo fraile dominico.
Sus padres por
expresa voluntad propia fueron sepultados en el convento de Santo Domingo. Su
padre falleció en 1795 solicitando en su testamento “..ser sepultado en la
iglesia del padre Santo Domingo, siendo amortajado mi cuerpo con el hábito de
la sagrada religión y como hermano que
soy de su venerable Tercera Orden”
Su madre, por su parte, falleció cuatro años
más tarde y pidió “ ser sepultada en la iglesia de Santo Domingo de cuya
venerable orden soy terciaria”
Sus primeras letras
las recibió en la escuela perteneciente a los frailes dominicos, y
posteriormente , estudió en el Real Colegio de San Carlos donde fue iniciado en
latin, logica, metafisica y literatura.
De este modo, desde
sus primeros años adquirió una sólida formación cristiana y humanística, a la
par de una piadosa vida de oración que la conservo en medio de sus atareadas
funciones
Sus Estudios en
España
A los dieciséis
años, sus padres lo envían junto con su hermano Francisco, a estudiar a España, donde cursó en las universidades de Valladolid,
Salamanca y Madrid donde obtuvo graduaciones en las carreras de Economía
Política y Derecho.
Durante su estancia
en España, tomó contacto con las ideas
de la ilustración, inclinándose a su
modalidad española y no a la francesa, considerando que la primera a
diferencia de la segunda no descartaba la religión y respetaba la monarquía. Además, fue necesario una autorización a Belgrano del papa Pio VI para leer “toda
clase de literatura prohibida”, pudiendo leer todos los libros condenados en el
Index “ aunque fueran heréticos". Así, sin
desobediencia alguna,”tuvo acceso a los libros de Montesquiau, Rosseau, y
Filangieri, la tesis del economista Quesnay y, especialmente, a las obras de
Gaspar Melchor de Jovellanos y Pedro
Rodriguez de Camponares.
Evidentemente,
Belgrano asumió las ideas de libertad, igualdad y progreso de la ilustración
pero sin renegar ni alterar los principios religiosos, escribiendo tiempo
después , "no hay que hacerse ilusiones ni confiar en las virtudes
morales que no estén apoyadas por la santa religión. La razón y la experiencia
nos lo enseñan constantemente”
Por otro lado, tuvo
una profunda devoción a la virgen bajó a la advocación de la ”limpia y pura
concepción” la cual era propia de la casa de Borbón, siendo entusiasta promotor
de la proclamación del dogma de La Inmaculada Concepción
Su presencia en el
Consulado y durante las invasiones inglesas
En 1894, regresó al
Río de La Plata al ser nombrado miembro vitalicio del Consulado, institución
creada por los Borbones con el objetivo de promover el desarrollo de la
región.
Iniciaba y terminaba sus sesiones
con una plegaria dirigida a la virgen María implorando su protección
En 1799, inaugura
la Escuela Náutica bajo la protección del santo dominico Pedro Gonzalez Telmo
Desde este órgano
alentó la enseñanza del catecismo en las escuelas, pues sostenía que “la
religión era el principal e indispensable respaldo moral del Estado y el apoyo
firme a las obligaciones del ciudadano”
A su vez solicitaba
al clero que “cada parroquia sea una escuela de capacitacion para ambos sexos
puedan tener un futuro venturoso”, tal como Él lo reglamentó en los pueblos de
misiones.
Entre 1806 y 1807,
se produjeron las invasiones inglesas al Río de La Plata. Belgrano participó de
la Reconquista de Buenos Aires al mando de Liniers y atribuyó el triunfo a la
santísima virgen bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, devoción transmitida
por la orden dominica
Los albores de la
patria
Belgrano participó
activamente de la Semana de Mayo en 1810 y fue elegido vocal de la Junta
Provisional de Gobierno más conocida como la primera junta.
Fue enviado a
expediciones al Paraguay y la Banda Oriental, y luego jefe del Ejército del
Norte.
Fray Gonzalez OP, señaló “en cada ocasión recibió el apoyo de los frailes dominicos”, agregando
“Las familias de la Tercera Orden le cedían sus tierras, recursos, y hasta sus
sirvientes para que dispusiera en las batallas en la defensa de la patria”, y los
frailes alojaban sus tropas en los conventos”
Al mando de sus tropas, tomó como primer objetivo
disciplinarlas considerando como
esencial las prácticas religiosas, y por ello, repartió entre sus soldados
escapularios de la virgen ya sean de Nuestra Señora de la Merced o del
Carmen, e imponiéndoles una disciplina espartana.
Justamente,
Bartolome Mitre le reprocha la disciplina monástica que imponia a sus soldados.
En efecto eliminó los juegos de naipes, las mujeres y los desvelos de los
subordinados, además de exigir a sus capellanes pláticas diarias acerca de los misterios de la fe y el
riguroso cumplimiento de la misa dominical y en los días de fiesta de guardar.
De acendrada devoción mariana se encomendó a su protección en cada expedición o
batalla, como se postró en los santuarios de Luján, Merced y de Rio bamba prometiendoles entregar las
banderas obtenidas de los ejércitos realistas si lo acompañaba con el triunfo
La creación de la
bandera
Tras el desastre de
Huaqui, Belgrano fue nombrado general en jefe del ejército auxiliar del Perú, marchando
hacia el Norte para poner orden. En el camino enarboló la bandera en Rosario, sobre las
costas del río Paraná
Acerca de los
colores, estos pertenecían al manto de la virgen, y a su vez, a la casa real de
los borbones. Pero la dinastía reinante de España eligió tales colores por su
devoción a “la pura y limpia Concepción, por lo tanto ambos argumentos no se
”excluyen.
Belgrano, antes de
marchar, visitó con su tropa al santuario de Luján y prometió a la virgen crear la insignia patria con sus colores.
Tal es el testimonio del cabildante Jose Lino Gamboa, quien sostuvo “al dar los
colores celeste y blanco a la bandera patria había querido, cediendo a los
impulsos de piedad, honrar a la Pura y limpia concepción de Maria de quien era ardiente devoto..”
Por otro lado, uno
de sus hermanos, Carlos, quien era comandante militar y presidente del cabildo de
Luján testimonio “...mi hermano tomó los colores de la bandera del manto de la
Inmaculada de la cual era ferviente devoto
El ejército del
Norte
Justamente Belgrano
se hizo cargo del Ejército del Norte para remediar los desastres causados por
la primera campaña al Alto Perú. Nos recuerda Jorge
Flores “Las campañas patriotas autonomistas,
especialmente , las comandadas por el impío Juan Jose Castelli, cometieron todo
tipo de abusos en nombre de la patria y la libertad”.
Esta situación
creó una indisciplina, descontrol y
desesperanza en nuestras tropas y la adversion de los habitantes del altiplano
que concluyó con el mencionado desastre de Huaqui.
Tuvo que rehacer un
ejército maltrecho, indisciplinado y desmoralizado aplicando la férrea
disciplina y las prácticas religiosas
que se ha mencionado en los párrafos anteriores y asi pudo reorganizarlo lo
cual le posibilitó obtener sendos triunfos en las batallas de Tucuman y Salta, victorias
que las adjudicó a la Santisima virgen.
Monseñor Agustin
Molina, en efecto, sostuvo “el modesto caudillo tan religioso como intrépido
atribuyó a Dios la victoria y a la augusta madre le consagró
parte de sus despojos en prueba
de su reconocimiento"
Acerca de la obra
de nuestro general, el padre Guillermo Furlong sostuvo “el primer milagro que
obró la intercesión de la Santísima virgen..fue lograr de la ruina de la
desmoralización propia de los vicios y ante un panorama desolador, pobre
material y espiritualmente, un ejército templado, con el acero, disciplinado,
católico, mariano, monástico, sacrificado y de un verdadero misticismo
patriótico”
Testamento y muerte
A fines de 1819 enfermo, regresó a Buenos Aires
desde el Norte donde colaboraba con Güemes en contener la frontera norte de las
incursiones realistas, mientras San Martín ejecutaba su plan continental.
Reside en la casa
paterna, en absoluta pobreza, siendo visitado por los frailes dominicos y muy
pocos allegados.
El 25 de mayo de
1820 realizó su testamento, en el cual hizo profesión de fe en el misterio de la
Santísima Trinidad y “en todo los demás misterios y sacramentos
que tiene, cree y enseña nuestra santa madre, la iglesia católica, apostólica,
romana, cuyas verdades de fe y creencia he vivido, profeso morir como
catolico, fiel cristiano que soy..” poniéndose bajo el amparo de la virgen, los ángeles y los santos.
Finalmente pidió,
como sus padres, ser sepultado con
el hábito de Santo Domingo
en el convento de esta orden.
Profesor Juan Ramón Ponce