En diciembre de 2024 finalizó el mayor estudio que se ha realizado hasta ahora , que explora los efectos del consumo reciente y a lo largo de la vida de cannabis sobre la función cerebral durante las tareas cognitivas.
La investigación, que identificó una asociación entre el consumo intensivo de cannabis a lo largo de la vida y una menor activación cerebral durante tareas de memoria de trabajo, incluso después de descartar la influencia del consumo reciente, se realizó con una muestra de 1003 adultos jóvenes de entre 22 y 36 años, para identificar cómo impacta el consumo de cannabis sobre la función cerebral, utilizando datos del Proyecto Conectoma Humano.
Los jóvenes fueron evaluados mediante resonancia magnética funcional (IRMf) mientras realizaban siete tareas cognitivas diferentes. Para medir el impacto del cannabis, los investigadores clasificaron a los participantes en tres grupos: no consumidores (menos de 10 usos en la vida), consumidores moderados (entre 11 y 999 usos) y consumidores intensivos (más de 1000 usos). Además, se realizaron pruebas de orina para detectar el consumo reciente de la sustancia.
Los resultados publicados en la revista médica JAMA Network Open mostraron que el consumo intensivo de cannabis a lo largo de la vida se asoció con una menor activación cerebral en la tarea de memoria de trabajo , particularmente en regiones como la corteza prefrontal dorsolateral, la corteza prefrontal medial y la ínsula anterior. Esta asociación se mantuvo incluso tras excluir a los participantes con consumo reciente de cannabis, lo que sugiere que los efectos pueden ser duraderos.
Los hallazgos sugieren que la memoria de trabajo, una función esencial para la resolución de problemas y la toma de decisiones, podría verse afectada por el consumo intensivo.
El estudio también examinó el efecto del consumo reciente de cannabis. Aquellos que dieron positivo en las pruebas de orina mostraron un peor desempeño y una menor activación cerebral en tareas de memoria de trabajo y motoras. Sin embargo, estas asociaciones no se mantuvieron tras corregir la tasa de falsos descubrimientos, lo que indica que el impacto del consumo reciente podría ser menos significativo en comparación con el consumo a largo plazo.
“Aplicamos los estándares más altos a nuestra investigación, estableciendo umbrales rigurosos para la significación estadística en las siete pruebas de función cognitiva. Para minimizar el riesgo de falsos positivos, empleamos la corrección de la tasa de descubrimiento falso (FDR).
Si bien algunas de las otras tareas indicaron un posible deterioro cognitivo, solo la tarea de memoria de trabajo mostró un impacto estadísticamente significativo”, agrega Gowin.
El aumento en la legalización del cannabis en diversos países ha generado un incremento en su consumo, así como en la percepción de que es una sustancia inofensiva. Sin embargo, este estudio resalta la necesidad de comprender mejor los efectos cognitivos y cerebrales del consumo prolongado de cannabis.
Los investigadores también destacaron la importancia de la abstinencia antes de realizar tareas cognitivamente exigentes, dado que el consumo reciente se asoció con un peor desempeño. Señalaron que, aunque algunos efectos del cannabis pueden desaparecer después de pocas semanas de abstinencia, otros podrían ser más persistentes en consumidores intensivos.
Estos hallazgos contribuyen al debate sobre los riesgos del consumo prolongado de cannabis y podrían ser clave para el diseño de políticas de salud pública que busquen informar a la población sobre los efectos potenciales del cannabis en la función cognitiva